Síndrome Del Príncipe Destronado

chino bravo
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El Síndrome del 'príncipe destronado' se caracteriza por la aparición de celos en un niño ante el nacimiento de un nuevo hermano. Cuando nace un nuevo miembro en la familia, la estructura familiar pasa por un momento de 'crisis' o cambio, en el que se deben de reajustar funciones y roles en los progenitores.


Estos ajustes repercuten en la estabilidad del niño, quien a partir de este momento no tiene exclusividad en cuidados y atención por parte de los mayores.

Así, en la evolución de la estructura familiar, es natural que surjan celos hacia aquella persona con la que tienen que compartir lo que hasta ahora había sido únicamente suyo. Sin embargo, los padres tienen que conocer cómo gestionar la aparición de los celos y ese miedo a sentirse desplazado o menos querido.

Es necesario que, tras un periodo de reajuste, los miembros de la familia vuelvan a ocupar un lugar importante en esa estructura y se sientan satisfechos con ese 'puesto' y la atención que reciben. De lo contrario, estos síntomas, que en un principio son esperables, pueden llegar a cronificarse, incrementar en intensidad o frecuencia o suponer un trauma en la vida del niño.

Síntomas relacionados con el Síndrome del 'príncipe destronado'

Los niños en estos momentos manifiestan su malestar así:

- Deseando ocupar de nuevo el puesto del menor de la familia: empleando una voz más infantil, uso del llanto, rabietas, mostrando conductas más dependientes que ya tenía superadas (dificultad en el control de esfínteres, miedos, problemas para irse a dormir o comer solo…)

- Intentos de llamar la atención, reclaman la atención de los adultos de una forma más llamativa que lo habían hecho hasta ahora.

- Síntomas somáticos: dolores físicos, quejas…

- Disminución del apetito o dificultades para conciliar el sueño.

- Incremento de agresividad, rabia, inquietud…

- Apatía o tristeza, desmotivación en tareas que antes le interesaban.

8 consejos para padres con hijos celosos

Los padres suelen sentirse desbordados cuando, además de los cuidados que requiere un recién nacido, el mayor vuelve manifestar conductas o hábitos que parecían ya adquiridos y superados. Por este motivo, es importante que los padres estén preparados para estos síntomas y conozcan cómo tienen que abordarlos eficazmente:

1.- Anticiparse a estos síntomas. Antes de que nazca el hermanito es importante hablar con el mayor y explicarle lo que va a ocurrir. No centrándose únicamente en las ventajas (aunque también se nombren) si no explicar que aunque un bebé necesita de mayor cuidado por parte de los padres (se le puede mostrar con fotografías los cuidados que recibía él mismo en esta etapa) no va a perder el amor y la atención de éstos, que le van a querer exactamente igual que antes.

2.- Dedicar cuando nace el hermano tiempo a solas con el mayor, para jugar, hablar, mostrarle afecto y atención, que se sienta valorado y querido.

3.- Evitar comparaciones o competición entre hermanos.

4.- Que este cambio tan importante no coincida (en la medida de lo posible) con otros cambios para el mayor, como cambio de colegio, domicilio, rutinas…

5.- Ante los síntomas de celos no enfadarse ni castigar.

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