La vergüenza del niño de 34 meses

chino bravo
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Hay niños que son muy extrovertidos a los cuales les encanta conversar y hacer nuevas amistades, pero hay otros pequeños que son más tímidos y les cuesta relacionarse con las personas desconocidas. Puede que cuando estén solos en casa se conviertan en un verdadero torbellino y hablen hasta por los codos pero delante de las otras personas, se muestran excesivamente cohibidos. ¿Qué hacer?


Pasos para ayudarle al niño a enfrentar su timidez

Ante todo, se debe aclarar que a esta edad la timidez no es un problema. De hecho, la mayoría de los niños supera esa falta de confianza a medida que va creciendo. Sin embargo, es mejor darle una mano porque hay casos en los cuales la timidez se puede convertir en una fobia social en toda regla.

El primer paso consiste en modelar los comportamientos que desearías. Recuerda que los niños aprenden mucho por imitación, lo que significa que sus padres se convierten en sus modelos. Si uno de los progenitores es tímido y suele evitar el contacto social, es probable que el niño también lo haga. Por tanto, es importante que cuando estés con otras personas, te sientas cómoda, seas amable y sonrías. El niño aprenderá viendo cómo interactúas.

El segundo paso es darle un guión. Es decir, puedes explicarle lo que va a suceder en determinadas situaciones sociales y lo que se espera de él, así se sentirá más tranquilo. Por ejemplo, cuando vayáis al supermercado puedes explicarle que encontrará a la señora de la caja, que esta le saludará y que él solo tendrá que decirle “hola”. Cuando lo logre, felicítalo, de esta manera estarás reforzando un comportamiento positivo y se animará a hacerlo la próxima vez.

El tercer paso consiste en conocer a personas nuevas. A menudo los adultos nos restringimos al mismo círculo de amigos y el niño se acostumbra a estos, por lo que se cohíbe frente a otras personas. No se trata de que invites a todos a casa, pero puedes tener una charla con personas con las que te encuentras normalmente, como un vecino, el panadero o el bibliotecario. De esta manera estás reforzando un modelo de comunicación positivo y abierto. Verás cómo, poco a poco, el niño se anima a participar en la conversación. Quizás no lo haga el primer día y ni siquiera el tercero, pero el cambio ya está en camino.

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