La Herencia Genética, el Físico y el Carácter

chino bravo
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Cuando nos enteramos que un bebé está en camino empezamos a preguntarnos qué rasgos heredará de nosotros. Es imposible predecir si el bebé que está en camino heredará la inteligencia de mamá o los ojos de papá. Pero, ¿quieres saber de qué depende su aspecto físico y su personalidad?


Desde que vemos la primera ecografía de nuestro hijo, empezamos a preguntarnos si se parecerá a nosotros. ¿Tendrá la nariz de papá y esa es la frente de mamá? Lo cierto es que durante el embarazo es imposible saberlo.

Luego empezamos a preguntarnos: ¿qué carácter tendrá? ¿Será un niño creativo, inteligente, con dotes de músico? Proyectamos muchos deseos sobre el bebé antes de nacer. Lo malo es que no podemos influir de ninguna manera en ello. Independientemente de lo mucho que nos rompamos la cabeza, nadie puede prever cómo será su hijo, ni físicamente ni su personalidad.

La teoría parece bastante sencilla: un óvulo y un espermatozoide se juntan, las células se dividen y se multiplican formando un pequeño ser humano. Pero cuando el óvulo y el espermatozoide se encuentran, entran en juego 30.000 genes de cada uno de los progenitores, agrupados en 46 cromosomas. Y el número de combinaciones que pueden darse es infinito. Si un niño hereda los ojos azules de la madre o los marrones del padre o la tendencia a la obesidad, no depende de un solo gen sino de la combinación de muchas secciones de genes.

Además, en cada fusión entre un óvulo y un espermatozoide, los genes se mezclan de una manera diferente. Por eso, no puede haber dos personas genéticamente idénticas, a no ser que fueran gemelos monocigóticos.

Existen genes dominantes pero no definitivos. Por ejemplo, si el padre tiene ojos marrones y la madres los tiene azules, el niño tiene una probabilidad mucho más alta de que los suyos sean marrones puesto que el gen dominante para el color de ojos es el marrón.

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