Los Cuidados del Ombligo

M. Bravo
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El cordón umbilical es la vía de comunicación vital del bebé con la madre durante el embarazo.

En cuanto el bebé nace, deja de ser necesario, de manera que en este momento la persona que atiende el parto procede a pinzarlo y cortarlo.

El bebé queda con una pinza de plástico al final de una pequeña porción del cordón, cerca del ombligo. Esta pinza previene la hemorragia a través de los tres vasos sanguíneos del cordón umbilical (dos arterias y una vena).

¿Cuándo se cae el cordón?
En los primeros días de vida, la pequeña porción de cordón que queda sujeta al ombligo va secándose, y finalmente se cae sola.

Esto ocurre en la primera o la segunda semana de vida, a veces algún día más tarde. En ningún caso se debe tirar del cordón para acabar de desprenderlo. Aunque haya quedado reducido a un fino hilo, su arrancamiento puede ocasionar una hemorragia. Cuando el cordón se desprende espontáneamente, es posible que sangre un poco, pero en este caso la hemorragia es escasa y se detiene por sí sola en poco tiempo.

Consultad con el pediatra si a los 20 días de edad del niño aún no se ha desprendido el cordón.

¿Cómo se cura?
Mientras permanece aún unido al ombligo, el cordón puede ser una fuente de infección para el bebé, por lo que es de suma importancia realizar bien sus cuidados y limpieza. Los papás suelen recibir instrucciones del pediatra o las enfermeras de la maternidad acerca de cómo hacerlo antes de marchar de alta a casa.

Las curas del cordón umbilical se suelen hacer aprovechando los cambios de pañal. Se debe frotar toda la zona con una gasa empapada en alcohol o con una esponja mojada en agua y jabón. El alcohol será rebajado (de 70 grados). No olvidéis limpiar las zonas del cordón que pueden estar tapadas por la piel en aquellos cordones un poco hundidos. Después, debéis secar bien la zona. Ésta es una de las cuestiones más importantes: mantener la zona limpia y seca. Y posteriormente es recomendable cubrir con una gasa limpia.

Para las curas del ombligo se evitarán los productos con yodo, ya que su absorción puede alterar la función tiroidea, importante para el desarrollo del cerebro del niño. Tampoco deben utilizarse los polvos de talco. Y la mercromina tampoco está recomendada, porque puede favorecer la dermatitis de contacto por alergia al mercurio. Además, su color rojo dificulta la valoración del posible enrojecimiento del ombligo como signo de infección.

En el momento de realizar las curas, se debe vigilar estrechamente la aparición de signos de infección, como secreción, hinchazón o enrojecimiento alrededor del ombligo. Si observáis cualquiera de estos signos, consultad con vuestro pediatra inmediatamente.

Después de caerse el cordón, el ombligo puede quedar aún tierno, persistiendo el riesgo de infección. Se debe seguir con los mismos cuidados y vigilancia hasta que el ombligo haya cicatrizado del todo y esté completamente seco.

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